martes, 23 de febrero de 2010

POSMODERNIDAD LITERARIA Y METAFICCIÓN

Por: Yuli Romero y Angélica Estrada

Desde que el término metaficción apareció a principios de los años setenta en el volumen de ensayos titulado Fiction and the figures of life, del escritor norteamericano William Gass, se fue gestando una teoría de la metaficción que tiene como su principal exponente la vertiente americana, “visible al alzar exitosamente la bandera de la metaficción como seña de identidad terminológica, de carácter casi exclusivamente crítico e histórico literario, ha tendido a situar el fenómeno en marcos conceptuales, genéricos y epocales muy definidos” como es el caso de su vinculación con la llamada posmodernidad literaria. Esta posición tal y como se ha conformado en el campo de los estudios literarios en las últimas décadas ha contribuido para que la discusión teórico- crítica literaria sea amplia y heterogénea.

En este sentido, los trabajos pioneros en el debate sobre la metaficcionalidad relacionada enfáticamente con la ficción posmoderna, fueron producidos por William Gass, Robert Scholles, Linda Hutcheon, Mc Caffry y Patricia Waugh, etc. Otros trabajos que no comparten esta idea y vinculan la metaficción como un género ficcional fueron elaborados por Robert Alter y Robert Spire. No obstante, el estudio de la metaficción ha sido también desarrollado desde la tradición teórica europea que basa sus análisis en el formalismo ruso, la narratología estructuralista francesa que “ha tratado de encajar las manifestaciones de autorreferencialidad literaria en marcos comprehensivos como la semiología de base lingüística y pragmática”.

Una de las investigaciones actuales que sigue esta línea de análisis y que al parecer se aparta de la vertiente que acoge a la metaficción como una característica de la ficción posmoderna, es la propuesta por Jesús Camarero titulada Metaliteratura: Estructuras Formales Literarias. En este trabajo el autor retoma la noción de metaliteratura de tradición europea y fundamenta su reflexión sobre los principios formales de la metaliteratura desde los postulados teóricos de Roland Barthes y Roman Jakobson, quien habla de la función metalingüística:

El concepto de metaliteratura que mantengo y que he expuesto se fundamenta en una determinada función metaliteraria, resultado de extender la función metalingüística de Roman Jakobson al texto literario por medio de una adaptación que consiste en definir la operación que desde dentro del mismo texto, se puede llevar acabo para mostrar el procedimiento de su funcionamiento interno, anotando de paso el concepto de una función metaliteraria dentro de la literariedad.

Es de anotar, que a este tipo de estudios se les ha restado importancia porque se han visto condicionados por la posición que ocupan la mayoría de los críticos en relación con el debate que se desarrolla en torno a la literatura posmoderna a la que se hace referencia.

La asociación del concepto metaficción con la posmodernidad, especialmente en su acepción narrativa norteamericana, ha generado una serie de nociones divergentes. Para la crítica Linda Hutcheon, la sociedad actual enfrenta el fenómeno histórico-cultural de la posmodernidad y considera que la forma narrativa propia de esta época es la metaficción historiográfica, que se constituyó en una práctica dominante en las tres últimas décadas. Este tipo de obras no solo son textos intensamente autorreflexivos sino que exponen abiertamente una realidad histórica específica. De manera que para la teórica es: “un artefacto producido, un discurso propiamente dicho; pero a la vez, como metaficción, está definida por la problemática entre la autorreferencia y referencia histórica” .

Ahora bien, si se contrasta la posición de Hutcheon con la de Robert Spire se observará que la orientación de sus trabajos van hacia la metaficción no como una característica de la narrativa de la época posmoderna, sino que la define como un subgénero o género que desarrolla una serie de recursos que le permiten mostrar las preocupaciones de creación de una obra. Esta interpretación ha tomado fuerza si se considera que la metaficcionalidad es un fenómeno narrativo que se registra en obras de cualquier época o tradición literaria.

Respecto a este punto, algunos críticos no niegan la existencia del procedimiento metaficcional en obras literarias consideradas modernas, pero advierten que en la ficción de la posmodernidad la metaficción es una práctica dominante que muestra un mayor interés por la exploración del funcionamiento de la obra y el proceso interno de creación. De la misma manera, aseguran que en la literatura posmoderna metaficcional se intensifican recursos como incluir la crítica literaria o teorías sobre la novela y además plantea cuestiones acerca de la relación entre la realidad y la ficción.

Precisamente refiriéndose a estas lecturas dispares sobre lo metaficcional, Patricia Cifre Wibrom manifiesta que dependiendo de cual sea la valoración que se haga de la posmodernidad y específicamente del arte posmoderno, de que se le conceptualice como una prolongación de lo anterior o como la manifestación de una nueva sensibilidad, la metaficción puede ser interpretada como la respuesta estética a un nuevo clima cultural o como la manifestación más reciente de una larga tradición de obras autoconscientes. De igual modo anota que:

Los críticos que pretendan atraer el concepto de metaficción hacia la orbita del posmodernismo enfatizan las diferencias que separan las metaficciones contemporáneas del tipo de literatura autoconsciente que se practicaba anteriormente. Quienes no comparten este presupuesto insisten que la metaficción no puede ser vista como una tendencia específica de una época, sino como un tipo de literatura, un género o un subgénero dentro de los géneros ficcionales .

En resumen la crítica Cifre considera que el estudio de la metaficción varia sustancialmente según se la contemple desde un punto de vista diacrónico o sincrónico, o se le considere como una categoría epocal o genérica.

Estas interpretaciones en gran medida desarrolladas en los trabajos de los norteamericanos a partir del año 1970, permiten realizar un acercamiento a la posición que ha asumido uno de los críticos latinoamericanos alrededor del tema y según su percepción, tratar de explicar las funciones que cumple lo metaficcional dentro de los textos narrativos. Para ello se centra en los planteamientos del crítico colombiano Jaime Alejandro Rodríguez, quien retoma algunas ideas de los teóricos norteamericanos y realiza un trabajo completo sobre la temática, desarrollando su teoría y aplicándola en la narrativa colombiana reciente, y de esta manera ahonda en las nuevas propuestas novelísticas nacionales que según Luz Mary Giraldo, se destacan por abordar temáticas como el escepticismo, la complejidad de hombre urbano, la visión de ciudad y reconoce que la escritura como tema y problema es recurrente en la más reciente producción novelística, que ha incluido estrategias como la autoconciencia y la metaficción entendida por Mc Caffery, como una escritura ficcional autónoma que llama la atención de manera sistemática y consciente sobre su carácter de artefacto, con un objetivo: hacer surgir interrogantes acerca de las relaciones entre ficción y realidad. En esta línea se puede ubicar Jaime Alejandro Rodríguez, quien reitera que la estrategia es una característica de la ficción posmoderna, empleada enfáticamente al igual que la intertextualidad.

La metaficción en palabras del crítico colombiano es: “aquella que cuestiona su hacer-saber-el-mundo (esfera cognoscitiva) y plantea nuevas funciones y competencia” , que permiten cambiar el tradicional énfasis de la función narrativa, para empezar a destacar su saber-hacer (esfera manipulatoria) y su hacer-ser (esfera operatoria), como nuevos mecanismos que conducen a la reflexión sobre la manipulación del lenguaje y el proceso creativo de una obra literaria. De ahí que se utilicen recursos como:

la sobreintromisión del autor, la presencia visible del narrador, la estructura de las cajas chinas, experimentos tipográficos, listas absurdas, retorno infinito, la intertextualidad, la equivalencia entre realidad y ficción, el hurto selectivo y explicito de otros textos, dramatizaciones explicitas del lector, la combinación de artes y géneros, y la autoconciencia materializada en la inclusión de crítica literaria .


Lo anterior, implica la ruptura y el cambio de competencias narrativas y lectoras habituales tanto del escritor como del lector. Este último, tiene un papel primordial que le otorga la metaficción, porque le permite estar frente al proceso de creación. En este sentido, la ficción postmoderna metaficcional exige a un lector que construya o deconstruya el texto artístico. Es decir, que ya no debe atenerse “a la búsqueda del sentido y la estructura” , sino debe enfrentarse de otras maneras con lo literario. Al respecto Rodríguez señala que:

En consecuencia, lo que estaría en juego en la literatura postmoderna, es hacer del lector un productor de textos, es decir, la promoción del lector-creador, el entendimiento de la escritura como creación de mundo, de vida, argumentos y memoria .

Para ampliar el tema, Rodríguez considera que la literatura postmoderna “opera bajo la consecuencia de una estética de las fuerzas, según la cual, la obra la hace el lector”, por eso, se requiere que este posea mayores y nuevas competencias. Según el crítico, dichas competencias permiten dejar a un lado el acostumbrado continuum y la función performativa de la literatura:

Ahora la novela postmoderna sabe que la estética de la presentación ha recortado la comunicación de estas fuerzas, ha falseado el continuum y ha generado un lector pasivo, tal vez temeroso. Sabe que debe combatir estos hábitos, que debe zafarse y zafar al lector de compulsiones performativas…así que, de un lado, la capacidad de la obra se amplía potencialmente, y esta dinámica puede generar, en contra de lo que pretende, ya no el mutismo de un lector pasivo .


En palabras de Rodríguez, el abandono de la actitud performativa en una obra literaria se logra a través de la autoreferencia que ha comprendido las siguientes perspectivas: “como exposición y denuncia del esquema comunicativo de la producción artística (metaficción), ya sea presentando el proceso y sus fracturas, ya sea a través de una metaforización de sus procesos, o como esa negativa del arte a utilizar la referencia inmediata (realismo)” .

De ahí, que la metaficción, como modo de ser de los relatos postmodernos, además de poner al lector en una dinámica de posibilidades imaginarias y creativas, implica nuevas formas de escritura, siendo así como la ficción no está obligada a obtener una exactitud formal o restringirla al simple sentido peformativo, sino que a través del empleo de diversas estrategias como la fragmentación , la destrucción de la trama, la alternancia de planos, la técnica de las cajas chinas en la que se pueden encontrar textos unos dentro de otros, se asume diferente el texto literario.

Es importante decir que la metaficción se ha estudiado bajo procedimientos como la autoconciencia. Rodríguez, indica que este rasgo metaficcional dentro de la literatura colombiana, tiene sus antecedentes en La Vorágine y De Sobremesa. Por su parte, Pineda Botero, sustenta que esta práctica se viene imponiendo en la novelística nacional a partir de obras como Que Viva La Música, Sin Remedio y Las Puertas del Infierno.

En relación con lo mencionado, Jaime Alejandro Rodríguez en su texto “Examen de la metaficción en algunas novelas recientes” , estudia las expresiones de autoconciencia en las obras La otra selva, Transplante a Nueva york, La muerte de Alec y La ceniza del Libertador. Con ellas explica que la autoconciencia entendida como la capacidad de autoreflexión sobre el proceso de construcción de ficción, que se realiza al ser consciente del proceso y que el autor del relato lo deja explicito en el texto, manifiesta el sentido de la literatura en la vida del individuo y además permite ver los problemas que enfrentan los escritores en su acto de escritura. Debido a esto, se puede plantear la escritura como tema y problema que es una preocupación central en la literatura metaficcional.

Uno de los rasgos que hacen interesante el fenómeno metaficcional es la asimilación del discurso teórico o crítico dentro del mismo proceso creativo, tal como se puede observar en la novela Debido proceso. Este recurso es para Carlos Javier García un aspecto que se caracteriza porque la novela puede contener en si una teoría o una explicación cabal de sí misma, puesto que siempre postulará una teoría sobre la novela que incluye su teoría, o una teoría sobre la novela.

Un elemento importante al que apuntan la mayoría de los críticos respecto a las características de la metaficción, son las relaciones entre la realidad y la ficción. Ana Dotras llama a este recurso antirealismo: “contrariamente a la novela realista, la novela metaficcional presenta la dicotomía entre la realidad/ficción” .

Siguiendo con sus planteamientos, sobre las expresiones de metaficción, considera que la escritura planteada como una equivalencia entre la vida y la literatura, es un rasgo pertinente del procedimiento. En este aspecto lo real es el lenguaje y la realidad es un tejido de signos.

En términos generales, se puede decir que la metaficción es un procedimiento composicional en el cual, la obra reflexiona sobre su propio carácter ficticio articulando la escritura autoconsciente de una obra dentro de otra. De igual manera, se incluyen nuevos recursos necesarios para atender a otras formas de escritura y de recepción. En este sentido, exige a un lector que acepte ser el cocreador del texto literario. Así mismo se puede decir que a través de esta estrategia se abordan temáticas como el sentido del quehacer literario en la vida del ser humano y los problemas que enfrenta el escritor para hacer realizable su obra.

1 comentario:

  1. Hola!! Muy buena nota. Me re interesa la temática de lo "metaficcional", romper la cuarta pared (como se dice)

    Justamente escribí hace poco un cuento que colgué en mi blog y tiene un poco de eso.


    Te invito a leerlo así me contás que te parece!!

    http://viajarleyendo451.blogspot.com.ar/2013/05/se-vuelven-contra-nosotros-cuento.html

    También, si querés podés seguirme en:

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    Luciano.

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